viernes, 25 de marzo de 2011





Creéme, es difícil mirarte a los ojos, cada vez que te veo.
A una acera de distancia, comentas y me miras, con esa mirada soberbia y prepotente, "es la guerra" es lo que agonizan tus ojos.
Sé que hablas de mi.
Y yo, del enfado, acabé en la habitación de otro.
¿Cuándo me convertí en esto?
Hasta ahora, jamás me había temido tanto a mi misma. Soy orgullosa, y ahora me doy cuenta de que lo llevo demasiado lejos. Pero qué difícil es admitir que no quiero perder esta lucha, y mientras los cañonazos resuenan a mi alrededor, y mi piel se eriza con el sonido de tu voz, me repito a mi misma, que si hace falta, moriré en el campo de batalla.
¿Por ti?
Ya no estoy tan segura de la respuesta.
Pero no enfundes el sable todavía. Esta guerra, acaba de empezar.

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