Ellos no se miran, pero se sienten cómodos, la música y el humo flotan alrededor de la habitación, hieráticos, casi, imperceptiblemente.
El de ojos más claros, deja volar la imaginación hacia otro mundo, cual andante en busca de aventuras, y el de los ojos oscuros tan solo mira, lo mira todo, el humo en contorsiones exóticas en el aire, y casi puede observar las notas huyendo del vinilo y corriendo en danza a través del cuarto.
No sienten miedo, o quizá, un poco.
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